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Planeta Resiliente

Acción Andina impulsa la restauración ecológica de los bosques altoandinos tras alarmante pérdida de biodiversidad

mayo 27, 2025

La iniciativa plurinacional, galardonada con el Earthshot Prize y reconocida por la ONU como Iniciativa Emblemática de Restauración Mundial, moviliza a comunidades en Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú para reforestar millones de hectáreas de bosque nativo y proteger especies endémicas.

Tabla de contenidos

Origen y reconocimientos internacionales

Acción Andina nació en 2017 con una visión clara: devolverle vida a los bosques de altura que cruzan la columna vertebral de Sudamérica. Desde entonces, ha logrado lo que muchos proyectos ambientales apenas sueñan: convertirse en un referente global de restauración comunitaria y recibir el prestigioso Earthshot Prize otorgado por el Príncipe William en la categoría “Proteger y restaurar la naturaleza”.

Además, esta iniciativa fue seleccionada por Naciones Unidas como una de las siete Iniciativas Emblemáticas de Restauración Mundial, integrándose a la Década para la Restauración de los Ecosistemas. No se trata solo de sembrar árboles, sino de sembrar futuro, dignidad y resiliencia en territorios profundamente afectados por el cambio climático.

Magnitud de la pérdida de biodiversidad

La urgencia detrás de este esfuerzo no es menor: cada año se pierden cerca de 10 millones de hectáreas de bosque a nivel mundial, muchas de ellas en ecosistemas andinos. Esta región alberga un porcentaje clave de la biodiversidad planetaria: el 80 % de los anfibios, el 75 % de las aves y el 68 % de los mamíferos dependen de estos hábitats para sobrevivir.

La presión por la expansión agrícola, el pastoreo intensivo y el cambio climático ha fragmentado estos ecosistemas, reduciendo la capacidad de los suelos para retener agua, aumentar la productividad natural y sostener medios de vida rurales.

Estrategias de restauración comunitarias

Lejos del enfoque vertical impuesto desde instituciones, Acción Andina se articula desde las comunidades. Más de 1 200 comunidades locales participan en la identificación, recolección y siembra de especies nativas, recuperando conocimientos tradicionales que valoran la relación espiritual, ecológica y productiva con el bosque.

Su modelo se basa en lo que ellos denominan “identidad biológica local”: no se trata de plantar por plantar, sino de recuperar árboles con historia, adaptados a suelos y climas específicos, capaces de restaurar funciones ecosistémicas y fortalecer el arraigo cultural.

En los Andes, cada árbol plantado es también una declaración de resistencia frente al olvido y al extractivismo.

Beneficios para ecosistemas y poblaciones

En regiones como Cusco, Puno, Apurímac y Ayacucho, en Perú, ya se han plantado millones de árboles nativos, como queñuas y alisos. Estos no solo ayudan a captar carbono o recuperar biodiversidad, sino que contribuyen de forma tangible a la seguridad hídrica de miles de familias.

Los bosques restaurados actúan como esponjas naturales, almacenando agua en las épocas lluviosas y liberándola lentamente durante la sequía. Esto ha permitido mejorar la disponibilidad de agua para el consumo, la agricultura y la ganadería, generando además empleo temporal e impulsando microemprendimientos rurales.

Apoyo y alianzas estratégicas

Para sostener esta visión a largo plazo, Acción Andina cuenta con el respaldo de organismos internacionales como Global Forest Generation, además de alianzas con universidades, municipios y gobiernos regionales.

Estos apoyos han permitido establecer viveros comunitarios, formar técnicos locales en reforestación y escalar las acciones de restauración. Tan solo en los próximos dos años, se espera plantar 2 millones de árboles más en nuevas zonas piloto de Argentina, Bolivia y Ecuador.

Desafíos y objetivos a futuro

El camino no está exento de desafíos: el acceso a financiamiento constante, el fortalecimiento de capacidades locales y la protección legal de los bosques recuperados son algunos de los puntos críticos que aún deben resolverse. Sin embargo, Acción Andina avanza con una hoja de ruta clara y ambiciosa.

Su objetivo se alinea con la meta global de la ONU de restaurar mil millones de hectáreas degradadas para 2030, y cada paso que dan demuestra que cuando la restauración surge desde el territorio y no desde el escritorio, los resultados pueden ser verdaderamente transformadores.

Fuentes consultadas